
La lucha contra el cambio climático es un reto a escala planetaria al que todos, desde nuestra esfera local, podemos contribuir.
¿Cómo?
Con pequeños gestos diarios que pueden contribuir, y mucho, a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y, al mismo tiempo, nos ayudarán a ahorrar en nuestras facturas energéticas y de consumo de agua.
Nos estamos refiriendo a pequeñas acciones que podemos realizar en nuestros hogares y que son tan fáciles como:
- Cuidar el encendido de luces, apagándolas cada vez que salimos de una u otra habitación.
- Cambiar nuestras viejas lámparas convencionales por tecnología LED, que requiere mucha menos energía y es más duradera.
- Utilizar los electrodomésticos a pleno rendimiento y sustituir los viejos e ineficientes aparatos por otros cuyo consumo, a pesar de la inversión, sea menor.
- Mantener una temperatura óptima (20-23 grados), independientemente de la estación del año en que nos encontremos.
- No olvidarse de cerrar el grifo al lavarnos los dientes.
- Ducharnos antes que bañarnos. Se ahorra mucha agua.
- Instalar reductores de presión en los grifos para disminuir el caudal. Es interesante y barato.
- En verano, aprovechar el horario nocturno para regar nuestras plantas y jardín.
- Intentar sustituir, allá donde podamos, las fuentes de energías fósiles por otro tipo de energía más sostenible: paneles solares, biomasa, geotermia, etc.
- Y, por último, utilizar en nuestros desplazamientos los medios de transporte más sostenibles: autobús, Metro, bicicleta, incluso los traslados a pie para ir a la oficina, al colegio y, en general, para nuestra vida diaria. Y, una cosa más: si irremediablemente vamos en coche, no debemos dejar el motor encendido si no estamos en movimiento.
Con estas pequeñas acciones o gestos podemos realizar una importante contribución a la lucha contra el cambio climático.
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